Carlos Alcaraz, 22 años, se multiplica en el Inalpi Arena de Turín cubriendo todos los frentes que tiene abiertos. Se siente con fuerza física, clarividencia mental y tenis afilado para dominar el escenario y a los rivales. Son cuatro vías, que unidas conducen al triunfo. El murciano ha trabajado con especial esmero y dedicación, y sigue haciéndolo en Italia, el revés paralelo. Quiere que sea un arma letal más en su amplio arsenal. También pone empeño en adaptarse a una superficie que nota más rápida según se suceden los partidos.
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